La historia cuenta que William construyó sus primeros artefactos flotantes cuando aún era un niño, para luego ir evolucionando a veleros como el pirata, clase muy popular en los años 70s, la cual disponía de una flota importante en el Quisco y Algarrobo donde se realizaban muchas regatas, varias de las cuales lo vieron a él en el podio.
Durante los 80s, le tocó a sus hijos el aprender a navegar, a sus escasos 8 y 10 años, en un “sabot” construido por él mismo William, en la bahía del el Quisco, al vaivén de las olas y el mar abierto, con el padre en un bote a remo al lado de sus hijos dando las instrucciones sobre cómo navegar a vela. Luego del sabot, vino la época dorada de los “Optimist”, para luego seguir el tradicional paso por los “Laser”, con su velocidad y emoción.
Eran los tiempos del astillero nacional Fibermold, quien fue gran cliente de la ferretería náutica, e instalaba herrajes en Ronstan en todos sus veleros. En esos años, “Billy”, como todos le decían, incursionó en la construcción de algunos optimist de madera y laser de fibra, para luego comprar un caso de fibra del astillero NOS, sin ninguna instalación interior o exterior, y así cumplir su sueño de tener su yate traileriable, al cual llamó “HUILE”, probablemente presionado por sus hijos en honor a su sobrenombre.
Vinieron muchas navegaciones en Rapel, Vichuquen y el Quisco durante los 90s, hasta que después de veinte años aportando al medio náutico nacional, y sumando en su curriculum más de una veintena de veleros y botes construidos tanto en madera como el fibra, decide trasladarse a Chiloé junto a su esposa Valeska Hepp, con el fin de realizar un cambio de vida y poder dedicarse de lleno a un nuevo proyecto náutico en estrecho contacto con el mar, las islas y la tradición de los artesanos de ribera de Chiloé.
Es así como el año 2000 nace Marina Quinched, en un terreno sin ningún tipo de instalaciones, sin camino, en medio de un sector rural de la comuna de Chonchi que poca gente conocía. Fueron años de trabajo duro y mucho aprendizaje para instalar y concretar el sueño de una marina en Chiloé. Mucho hincapié se le puso desde un principio a pesar el lugar a largo plazo, junto con la plantación de árboles nativos y la creación de jardines, en lo que antes fueron praderas para la ganadería.
Durante los años 2005 y 2009 se construyeron varias lanchas chilotas en los astilleros de Quinched, a cargo del maestro de rivera Jose Colivoro, oriundo de la Isla de Quehui. La obra mas querida de William fue sin duda su goleta chilota de dos mástiles bautizada “Sacho”, que nació de sus bosquejos, investigaciones y cálculos. Junto a Don Millo, trabajaron incansablemente en busca de la madera ideal para las cuadernas, luego el Ciprés para el casco, y así, poco a poco, consiguiendo y reciclando partes y piezas, poniéndole un motor usado de un yate francés, logró echarlo al agua el año 2011.
En el verano del año 2010, nace el Centro Nautico Chiloé, con una mirada nueva y articulada de un modelo de negocios que incluye: Marina, Astillero, Ferreteria Náutica y Turismo, este último con el arriendo de la lancha Catiao y la cabaña/refugio en Quinched.
Quinched ya a estas alturas era un lugar reconocido en las guías de navegación internacionales y parada obligada de muchos veleros que recorren el mundo. Además, durante la primera década de este nuevo siglo, los primeros navegantes nacionales ya comenzaban a preferir las instalaciones de Centro Nautico Chiloé, ya que les permitía en solo minutos navegar en fiordos y canales que desde Valdivia o Puerto Montt tomarían varios días en llegar.
Chiloé cambiaría mucho entre el año 2010 y 2012, con la llegada del aeropuerto que conectaba Chiloé con Santiago en un poco más de una hora, el establecimiento del casino de Castro con su hotel, y el surgimiento en la península de Rilan de varios hoteles de cinco estrellas, sumado a la apertura del polémico mall de Castro que le cambiaba la escala a toda la ciudad. Chiloé despegaba como destino turístico, y así nuestro querido Centro Náutico Chiloé, el cual llega a una etapa donde debe crecer para cumplir con las expectativas de un nuevo público que comenzaba a atreverse con Chiloé.
Luego de 15 años de mucho esfuerzo en Chiloé, años de muchas navegaciones, de buenos momentos y grandes amistades con navegantes de todo el mundo, a fines del 2014, nuestro “Billy”, nos dejó, así de improviso, en su propio y querido Quinched. Como dijo un buen amigo… , “levantó anclas y enfiló con rumbo Sur, con sus velas hinchadas por el viento….”.
Desde el año 2016, el Centro Náutico Chiloé es un proyecto familiar, a cargo de los tres hijos de William Bannister y Valeska Hepp, que siguen este sueño de mantener un lugar para la navegación a vela en Chiloé. Durante el año 2017, nos hemos embarcado en la misión de generar un plan maestro para el Centro Nautico Chiloé, que sirva como una guía de las futuras inversiones y cambios que se le harán al proyecto con el fin de asegurar su sustentabilidad en el mediano y largo plazo. Grandes desafíos se nos vienen por delante !
Alan, Mark y Jan Bannister Hepp, Quinched, Chiloé.